Sociedad

Belgrano “M”: los manteros copan las veredas del barrio

Cabildo y Juramento, la zona más afectada; hay quejas vecinales

Caminar por la avenida Cabildo, especialmente desde Sucre hasta Monroe, se torna difícil. Los vendedores ilegales ocupan las veredas con grandes mantas que extienden en el suelo; otros, más organizados, improvisan mesas con cajas y maderas. Instalados en la puerta de comercios que pagan alquiler, impuestos, cargas sociales y sueldos en blanco, exhiben la mercadería que venden a precios más bajos. La actividad se incrementa los fines de semana y feriados.

“Se está degradando Cabildo. Se está convirtiendo en Avellaneda (la avenida de Flores que fue copada por la venta callejera)”, afirmó Gustavo Acevedo, presidente de la junta de la comuna 13.

Si bien la actividad ilegal no alcanza la magnitud que muestra en la zona de Once y la avenida Avellaneda que, con 1790 y 1357 puestos, respectivamente, encabezan el ranking de la venta callejera, en Belgrano la situación empeora con el transcurso de los meses.

El funcionario comentó, con preo-cupación, que en cuatro oportunidades inspectores locales terminaron en la comisaría cuando cumplían con sus tareas. “Curiosamente, cuando salimos a trabajar siempre hay alguien que agrede físicamente a nuestros inspectores. Los trasladan a los inspectores junto con el agresor”, dijo.

Por denunciar estas anomalías, Acevedo -denunció- sufrió amenazas de muerte en tres ocasiones.

Múltiples actores

Marcia Hashiba, presidenta de la Agrupación de Centros Comerciales de la comuna 13, explicó que en la problemática confluyen varios actores. “Uno es el mantero, que está en la calle explotado por las organizaciones mafiosas”, indicó. Esas organizaciones, otro de los puntos conflictivos, son las que distribuyen la mercadería y alquilan los espacios. “Hacen creer a los vendedores que están trabajando, pero se trata de una actividad ilegal, no tienen jubilación ni obra social”, recordó.

En tercer lugar, remarcó la necesidad de que los clientes tomen conciencia. “Cuando vos comprás una cosa trucha está manchada de sangre, porque atrás hubo un robo, un asalto o una muerte”, opinó.

La agrupación sectorial realizó varias denuncias en la Unidad Norte de la Fiscalía General de la ciudad y pidió que se adopten las medidas necesarias para terminar con la venta ilegal.

Paralelamente, 92 vecinos elevaron un petitorio para que se erradique de la zona a los manteros.

Los artículos llegan en utilitarios Kangoo, que se estacionan sobre Cabildo o en las calles laterales. Los vendedores, junto con otras personas, bajan la mercadería, en bolsos o suelta. Algunos de esos vehículos quedan estacionados, otros no.

Lugares reservados

Los puestos tienen lugares fijos. Por ejemplo, desde hace unos seis años en Sucre y Cabildo se instalan “los Márquez”, según señalan varios vecinos que no quieren dar su nombre por temor. Allí “venden ropa, repasadores y ahora también almohadones y mantas. Les va muy bien”, añadió Acevedo.

En Cabildo y Blanco Encalada convive, junto con las mantas de ropa, un puesto de salamines y quesos que está desde la mañana hasta la tarde. Los alimentos están al aire libre, al sol, sin ningún tipo de cuidado bromatológico. Ni un papel envuelve los quesos.

Explotar una manta en la zona tiene, al igual que en otros puntos de la ciudad, distintos precios. “Cada uno tiene su calladito (su arreglo); unos más, otros menos”, confió una mantera, que vende medias falsificadas compradas en La Salada.

Otra contó que ella paga $ 100 por día para estar en su lugar. “Con eso arreglan con la brigada; es lo que me dicen. Ni la policía ni nadie me molesta”, explicó. Ninguna quiso identificarse; dijeron que tienen miedo.

Los ambulantes roban clientes al comercio formal. “Afecta mucho a las ventas y al tránsito; vienen con sus vehículos y los dejan estacionados en cualquier lado. Pero están arreglados con la policía, eso lo sabemos todos acá”, sostuvo la encargada de un local de ropa. “Estoy hace 18 años en este lugar, los conozco a todos y prefiero no dar mi nombre”, se justificó.

Voceros de la fiscalía de la ciudad explicaron que, a partir de las denuncias recibidas, se están realizando las investigaciones pertinentes. “Se pidieron medidas de prueba a la Policía Metropolitana y hay importantes avances. La idea no es ir contra el puestero, sino sobre la organización que está detrás. Queremos llegar a los cabecillas”, aseguraron.

El gobierno de la ciudad no efectuó declaraciones sobre el caso particular de la venta callejera en Belgrano, pero habitualmente señala dificultades para combatir a los manteros porque no cuenta con la colaboración de la Policía Federal.

Consultados, voceros del Ministerio de Seguridad de la Nación, del que depende la Policía Federal, se negaron a responder las acusaciones vecinales contra la comisaría 33» por la presunta connivencia con los manteros.