“Nuestra expectativa es ganar, porque hace rato que pensamos que la Ciudad puede ir a un lugar todavía mucho más interesante que el que hoy tiene en materia de gestión”, afirma el candidato a jefe de Gobierno porteño Martín Lousteau, que compite para ese cargo nuevamente luego de perder por escaso margen en el balotaje […]
“Nuestra expectativa es ganar, porque hace rato que pensamos que la Ciudad puede ir a un lugar todavía mucho más interesante que el que hoy tiene en materia de gestión”, afirma el candidato a jefe de Gobierno porteño Martín Lousteau, que compite para ese cargo nuevamente luego de perder por escaso margen en el balotaje de 2015 frente a Horacio Rodríguez Larreta, a quien hoy apoya en su candidatura presidencial.
Esta vez la instancia clave, según su presagio, serán estas elecciones primarias, en la cual enfrentará directamente a Jorge Macri en la interna de Juntos por el Cambio, la cual es menos virulenta que las PASO nacionales. Dice que no busca confrontar en duros y que colaborará en caso de no poder vencerlo.
El actual senador nacional remarca que es vital enfocar una próxima gestión que salga de una “inercia” en que ha quedado cómoda en su cosmovisión de la cosa pública. Apunta a políticas enfocadas en el diálogo con vecinos, una mirada de “sensibilidad” que reduzca desigualdades tanto en el acceso a la salud y educación.
En el plano nacional, se entusiasma por los últimos resultados de Juntos por el Cambio en las provincias. Entrevistado desde la oficina que tiene frente al Palacio del Congreso, Lousteau dice que tanto su coalición como Evolución Radical -el espacio que lidera- se encuentran insertos en un “panorama muy interesante en términos de renovación”. Restan días para saber si será protagonista de otro capítulo de cambios de gestión.
– ¿Qué análisis hace de las victorias de JxC en algunas provincias en las que desplazó al peronismo?
– Hay un deseo muy profundo de dar vuelta a la página. Pasó primero en Neuquén, en donde la sociedad quiso ir a otro lugar y el MPN sufrió su primera derrota en más de 60 años. Después lo vimos en San Juan, en San Luis, en La Pampa, en Santa Fe y en Chubut.
– ¿Los enfrentamientos entre Bullrich y Larreta no van en contra de esas posibilidades?
– Lo que ocurre es que hay algunos espacios políticos que no están acostumbrados a las PASO, que son competencias con intensidad, pero con el respecto por ciertas normas. Yo siempre usé las PASO y entonces no entro en esas cuestiones; pero en las nacionales puede provocar disrupciones y están generando un problema. No es lo que quiere la sociedad.
– ¿Esas fricciones pueden jugar en contra?
– La gente siente angustia y preocupación porque ve que los problemas concretos no se resuelven. Para mí se resuelve con ejercicio de responsabilidad y grandeza al día siguiente. Ya lo vimos en Santa Fe. A Maximiliano Pullaro le dijeron cualquier barbaridad y esa misma noche él dijo ‘nuestro enemigo es una mala gestión provincial’. Yo creo que ese es el espíritu. Las PASO generan intensidad, porque generan atracción en la competencia; pero no se puede pasar ciertos límites.
– ¿El Gobierno no viene manejando mejor su interna?
– Primero, creo que este Gobierno tiene un mecanismo muy perverso de funcionamiento que no veo que se resuelva con este mismo método. Y con respecto al tono de su PASO, me parece que la diferencia es que la nuestra es competitiva, y eso hace que sean interesantes.
El cálculo electoral de cara a las PASO, según Lousteau
– ¿Mira las encuestas?
– Nunca fui un obsesionado, ni cuando funcionaban mejor. Pero además porque no voy a cambiar lo que digo por una encuesta. Lo que tenemos que hacer es representar ciertas ideas. Si vamos corriendo detrás de la moda del momento no hay una capacidad de transformación de las cosas. Por otro lado, las encuestas funcionan muy mal. Entonces las uso muy poco.
– En 2015 el voto peronista se trasladó casi en su totalidad frente al balotaje con Larreta, ¿siente que ahí hay un potencial votante al cual puede apelar?
– No, nosotros hacemos propuestas sobre cómo miramos lo que se hizo en la ciudad y a dónde queremos que la gestión de la ciudad vaya.
– ¿Cómo ve la posibilidad de que haya potenciales votantes de Santoro que evalúen votarlo para que gane la interna?
– No sé cuáles son las motivaciones de cada votante. Yo aspiro que las motivaciones de nuestro votante sean que le gustan la impronta que le damos a la ciudad, porque trabajamos con nuestros equipos durante años en conocer la ciudad. Ahora después, ¿cómo es el proceso de voto? La verdad que no lo sabemos.
– ¿Cuál es su piso electoral?
– No lo pienso así. Nuestra expectativa es ganar, porque hace rato que pensamos que esta ciudad puede ir a un lugar todavía mucho más interesante que el que hoy tiene en materia de gestión. Creo que ha habido mucha transformación urbanística pero que nos hemos perdido de transformar comunitariamente la ciudad de Buenos Aires. Hay una desigualdad muy grande entre barrios, dentro de barrios, y no veo desplegados los recursos de política pública de la ciudad en términos de ir eliminando esa desigualdad a través del tiempo.
– Es decir que ve puntos a mejorar respecto de la gestión Larreta
– Veo un reconocimiento a 16 años de gestión que obviamente transformó muchas cosas, particularmente desde lo urbanístico, pero también hay ganas de salir de una inercia. Hay ganas de mirar ciertos problemas que faltan ser resueltos desde otra perspectiva. A este método de gestión hay que dotarlo de sensibilidad y llevarlo a lugares donde todavía está pendiente. Hay una ciudad extraordinaria que se ha modificado mucho y para bien, pero hay toda otra parte de la que está pendiente. Eso vale tanto para la resolución de los piquetes como para la educación, la salud, la seguridad, particularmente en las zonas donde la inseguridad se vive distinto, no se vive igual la inseguridad en Palermo, Recoleta o Núñez que en Lugano, Soldati, Mataderos o Pompeya. Son realidades distintas.
Las propuestas de gestión para la Ciudad de Lousteau
– ¿Prioriza más la cuestión económica o de inseguridad?
-Depende, hay un reclamo muy intenso para que salgamos de este desorden económico cuya manifestación más obvia es la inflación y los problemas cotidianos que eso genera. Después hay un reclamo de inseguridad, pero también por otros como la salud. Y por otro lado hay mucha necesidad de pasar de un sistema educativo distinto… hoy hay alumnos de quinto o sexto grado que no saben leer y escribir.
– ¿Qué propone para resolver esta última cuestión, que además tiene como agregado el conflicto docente?
– Tiene un montón de condimentos distintos. En primer lugar, la situación de los docentes cambió mucho en la Argentina. Mi abuela era maestra normal. Vos ves la foto de las aulas de mi maestra, que son las fotos de una Argentina homogénea. Todos peinados parecidos, todos con ropa parecida, con guardapolvo blanco. Hoy tenés la foto de una Argentina muy heterogénea y de una sociedad, la de la Ciudad de Buenos Aires, con muchas desigualdades también. Entonces a los docentes los haces cargo de un montón de cosas que no se deberían hacer cargo y por otro lado no les das instrumentos para llevar adelante las cosas de las que sí deben hacerse cargo, que es el proceso aprendizaje. Precisamos equipos para detectar problemas de aprendizaje potenciales muy temprano, mayor interacción dentro de la escuela, pero sacando a los docentes de esa carga.
-¿Qué políticas adoptaría entonces en materia educativa?
-Una parte es aliviarles a los docentes las circunstancias con las que lidian todos los días. La otra es qué instrumentos tienen para enseñar. Sin lengua y matemática, el resto de las cosas, como la programación, no tienen sentido. Tenemos que arrancar temprano con alfabetización en sala de 4 y sala de 5 y más tiempo de lengua y matemática en primaria. Y por supuesto hay que pagarles más a los docentes que van a enseñar en las zonas donde los test son peores, en las zonas vulnerables. También hay que hacer más importante el premio por presentismo. ¿Por qué? Porque hay que pagar más, pero es muy importante que a los chicos no les cambien el docente 6 o 7 veces por año.
– ¿Habría que hacer cambios en el sistema impositivo porteño?
– A nivel porteño, entre 2008 y 2015 subió mucho la presión tributaria en la Ciudad. El impuesto a los sellos se universalizó y los mecanismos de retenciones y percepciones se ampliaron. Hay un montón de pymes y comerciantes angustiados con el tema. ¿Qué proponemos? Devolver de manera express los saldos a favor que tienen, bajar a la mitad los agentes de percepción y de retención, aumentar la interoperabilidad de los sistemas para facilitar trámites, dar de baja sellos y dejarlo solamente para tres o cuatro hechos imponibles.
– El subte fue un tema importante y hoy no está en agenda. ¿Qué idea tiene sobre este punto?
– Hay que hacer dos extensiones de subte: la línea C hasta la terminal, hasta el barrio Mujica, y extender la H hasta Pompeya. De las nuevas lo más importante para hacer es la F, que va de Constitución a Plaza Italia. Lo que tenemos que dejar claro es que estas obras no van a ser terminadas en el próximo mandato. Hay que terminar de hacer los estudios técnicos, los estudios de factibilidad, para dejar todo listo para las obras.
– ¿Y qué opina acerca de la discusión sobre las obras en el Sarmiento?
– Jorge Macri dice que hay que llevarlo por viaducto y yo digo que hay que hacerlo por trinchera. El viaducto no funcionaría como en el Mitre, que ya tenés actividad comercial y te llena la zona de vida. Si miramos el viaducto del San Martín o las autopistas de Florida, no hay nada y son lugares peligrosos. No es la solución para esa traza. Si se hace el Sarmiento en trinchera y se diseñan cuatro vías, además de los trenes que son suburbanos, se pueden correr un subte desde Liniers a Plaza Miserere.
– Yendo a lo nacional, ¿cuánto cree que puede afectar la inflación las aspiraciones del Gobierno?
– Ahí se combina cómo se articuló el espacio político post-2021, con la irrupción de otro espacio más y por ende la división del electorado. No solamente polarización, sino el emergente del componente libertario. Y después creo que Juntos por el Cambio se pierde de entusiasmar cuando visibilizan muchas disputas internas, más siendo que el candidato es el Ministro de Economía y el Jefe de Gabinete, es la continuidad de la gestión.
Cómo analiza el panorama nacional
– En los últimos días surgió la polémica en torno a la propuesta de un blindaje para sacar el cepo rápidamente, ¿un eventual gobierno de JxC tiene que apostar por la progresividad o la inmediatez en las medidas de su programa económico?
– Hay que tener mucho cuidado con el discurso público; las propuestas deben ser profundas y se deben poder llevar adelante. Porque si no, se genera intranquilidad. ¿Qué extraigo de la discusión de los últimos días? Al final estamos todos diciendo que el cepo no se puede levantar el primer día. Hay que ser más rigurosos con el debate público. Yo soy de los que creen que la Argentina tiene más un problema político que un problema económico. No es que hay un saber oculto de la economía que a los argentinos no fue revelado. Sino que muchas veces se construye: el principal shock de la Argentina es poder concitar un rumbo político colectivo, después las medidas son graduales.
– Supongamos que no gana la interna, ¿formaría parte de un eventual gobierno de Larreta?
– Hace mucho tiempo que trabajo por la Ciudad unificada. La representé, competí y traje propuestas. Lo primero que quiero es que aquella visión que tenemos, y que fue validada en 2015, siga adelante. Obviamente tienen más chance de llevarse a cabo si ganamos nosotros, pero si no ganamos voy a colaborar igual.
– Con el surgimiento de figuras como Maximiliano Pullaro o Rodrigo de Loredo, ¿qué rol está adquiriendo Evolución Radical en el marco de la competencia en su coalición?
– Nosotros peleamos mucho para que existiera esa renovación. Y creo que para eso también son importantes las PASO, porque alguien antes tenía la llave de un partido en una provincia y elegía a los candidatos. Las PASO permiten que desafíen liderazgos. Entonces, ese trabajo que nosotros arrancamos en la ciudad en 2013, hoy se plasma en distintos lugares del país. No solo con Maximiliano o Rodrigo, sino también con Martín Berhongaray, el surgimiento de figuras como Danya Tavela, el acercamiento de Facundo Manes o la incursión en la política de Martín Tetaz. Creo que se abre un panorama muy interesante en términos de renovación.