El lunes pasado fueron habilitados a vender con delivery y se autoconvocaron para levantar las persianas.
Los comercios de Once, más cercanos a la estación del ferrocarril Sarmiento, no están habilitados para abrir al público por estar en una zona de alta circulación. Y aunque el lunes, desde el Gobierno de la Ciudad les permitieron vender con la modalidad del delivery, hubo varios que ayer jueves decidieron levantar las persianas para atender al público en señal de protesta.
Los comerciantes se autoconvocaron. En la zona de la recova, frente a la estación del ferrocarril, había varios que decidieron trabajar después de casi 140 días. “Tenemos alquileres muy altos, sueldos y gastos de servicios. Son costos que ya no podemos afrontar. No tenemos ningún tipo de ayuda y ya usamos todos los ahorros“, dijo a Clarín uno de los comerciantes.
El lunes, en el inicio de la novena fase de la cuarentena que comenzó el 20 de marzo, en la Ciudad se permitió la apertura de unos 19.000 comercios en avenidas consideradas de alto tránsito. Con eso, según datos oficiales, están funcionando el 93 por ciento de los locales. Ahora, se está contemplando la chance de que las zonas que aún no están habilitadas puedan trabajar de manera escalonada, tal vez día por medio, para darle oxígeno a este grupo de comerciantes que sufre las consecuencias de la inactividad.
El martes, en el Boletín Oficial se publicó una resolución del ministerio de Desarrollo Económico, en la que se habilitó a los locales de los entornos de Once, Retiro, Constitución, Liniers y la avenida Avellaneda a trabajar con la modalidad de delivery para que los clientes puedan recibir en el lugar los productos que compraron online.
Por eso, más allá de los que abrieron para atender al público, muchos trabajan con la persiana por la mitad para despachar los pedidos. En cuanto a los controles, que están a cargo de la Agencia Gubernamental de Control (AGC), fuentes oficiales explicaron a Clarín que la idea es primero concientizar a los comerciantes sobre cómo deben trabajar y que la clausura es la “última instancia”.
Desde el Gobierno porteño expresaron que las áreas donde aún no se habilitó el comercio son de mucha circulación y tienen locales muy pegados, con lo cual se vuelven peligrosos porque no puede garantizarse la distancia social para evitar la propagación del virus. Además, aseguraron que a lo largo de todos los períodos de cuarentena se registró un alto cumplimiento de las normas dispuestas por las autoridades. Contabilizan 46 clausuras por violar la cuarentena.
En la zona de Once también comenzaron a verse manteros y por eso se reforzaron los operativos a cargo de la Agencia Gubernamental de Control (AGC).
La reapertura de comercios en las zonas que todavía no están habilitadas estaba prevista para la cuarta de las seis etapas planteadas por el Gobierno porteño. Como la segunda etapa aún no comenzó, los tiempos se dilatan y los comerciantes aseguran que abren porque necesitan “trabajar para no cerrar”. Por eso surgió la idea de contemplar la posibilidad de adelantarlo a la etapa 2, aunque de forma escalonada y repartida, para no generar alta circulación.